«Un vínculo roto: El cáncer infantil y el dolor silencioso de la familia peruana»

Más allá de los tratamientos, el diagnóstico de cáncer en un niño desata una tormenta emocional que sacude los cimientos de la familia.

En el Perú, cada año, cientos de familias se enfrentan al devastador diagnóstico de cáncer infantil. Más allá de los tratamientos médicos, se libra una batalla emocional silenciosa que transforma por completo la dinámica familiar. El impacto psicológico es profundo: padres que luchan contra la culpa y la impotencia, hermanos que enfrentan la confusión y el miedo, y el niño, un pequeño guerrero, que busca esperanza en medio de la adversidad.

Según el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), el cáncer infantil es la segunda causa de muerte en niños de 5 a 14 años en el Perú. El diagnóstico no solo implica un desafío médico, sino también un terremoto emocional que sacude los cimientos de la familia. La ansiedad, la depresión y el estrés postraumático son compañeros frecuentes en este difícil camino.

Las familias peruanas, a menudo enfrentando limitaciones económicas, deben sumar a la carga emocional la búsqueda de recursos para el tratamiento, el cuidado y el apoyo psicológico. La falta de acceso a servicios de salud mental especializados agrava la situación, dejando a muchas familias sin el apoyo necesario para afrontar esta dura realidad.

Es imperativo que el Estado peruano fortalezca los programas de apoyo psicosocial para familias afectadas por el cáncer infantil. La creación de centros de atención integral, con equipos multidisciplinarios de psicólogos, trabajadores sociales y terapeutas, es fundamental para brindar un acompañamiento adecuado. Además, se deben implementar campañas de sensibilización para desestigmatizar la enfermedad y fomentar la empatía en la sociedad.