Cuando hablamos de cáncer infantil, solemos pensar en hospitales, tratamientos, medicamentos y médicos. Pero hay algo que no siempre se ve: lo que los niños sienten, piensan y callan mientras atraviesan esta enfermedad. A eso le llamamos la mochila invisible. No pesa en los hombros, pero sí en el corazón.

1. Miedos que no siempre se dicen
Muchos niños no entienden del todo qué es el cáncer, pero sí sienten el miedo. Miedo al dolor, a los cambios en su cuerpo, a estar lejos de casa o a no volver al colegio. A veces no lo expresan con palabras, pero lo muestran con su comportamiento: se aíslan, se enojan con facilidad o se vuelven más callados. Esa incertidumbre, esa sensación de no tener el control, es una de las cargas más pesadas que llevan.
2. Pérdidas que duelen en silencio
El tratamiento no solo afecta el cuerpo. También cambia la rutina, las amistades y la forma en que los niños se relacionan con el mundo. Dejan de ir al colegio, de jugar como antes, de compartir con sus compañeros. Algunos sienten que ya no son los mismos, que han perdido parte de su infancia. Todo eso también va en la mochila.
3. El valor de acompañar con amor
No podemos quitarles esa mochila, pero sí podemos ayudarles a que no la carguen solos. Escuchar sin juzgar, abrazar sin preguntar, estar presentes sin necesidad de hablar. El juego, el arte, la risa y el cariño son formas de alivianar ese peso. Y cuando es necesario, el acompañamiento psicológico también puede marcar una gran diferencia.
Referencia:
Asociación por los Derechos de los Niños con Cáncer
https://shorturl.fm/Nvi2L