
Entrar en un hospital representa una experiencia llena de emociones para cualquier niño. En Perú, un estudio cualitativo que analizó los dibujos, entrevistas y juegos de niños hospitalizados destaca cómo expresan sus vivencias, necesidades y temores más profundos desde una mirada resiliente y afectiva.
Los niños suelen expresar su ansiedad a través del llanto, el silencio o incluso el rechazo a comer. También pueden sentirse inseguros porque no comprenden del todo lo que ocurre a su alrededor. En este proceso, el apoyo emocional de la familia es fundamental: acompañar, explicar con palabras sencillas y brindar seguridad puede marcar una gran diferencia.
El hospital, sin embargo, no solo es un espacio de dolor. También puede convertirse en un lugar donde los niños desarrollan resiliencia. A través de actividades como el dibujo, los juegos o la lectura, muchos logran canalizar sus emociones y enfrentar la experiencia con más fortaleza.
Comprender lo que sienten y acompañarlos con empatía es clave para que el hospital no sea visto solo como un lugar de enfermedad, sino como un espacio donde también se cuida, se sana y se aprende a ser fuerte.
Referencia:
Asociación por los Derechos de los Niños con Cáncer