Cuando un niño empieza su tratamiento, todo cambia. Hay nuevos lugares, palabras difíciles y emociones intensas. En medio de tanto movimiento, las rutinas se vuelven abrazos: pequeños momentos que dan calma, orden y seguridad.

🧸 ¿Por qué las rutinas son tan importantes?
Las rutinas no solo organizan el tiempo. Para un niño en tratamiento, saber qué viene después, aunque sea algo tan simple como lavarse las manos antes de comer o escuchar un cuento antes de dormir, puede devolverle una sensación de control. Las rutinas:
- Ayudan a reducir la ansiedad y el estrés.
- Refuerzan vínculos afectivos con cuidadores.
- Fomentan la autonomía y la autoestima.
- Permiten que el niño anticipe lo que va a ocurrir, lo que disminuye el miedo.
Ejemplos de rutinas
- Rutina de hospital: llevar siempre el mismo peluche, cantar una canción antes de entrar a consulta, elegir juntos el color de la mascarilla.
- Rutina de descanso: leer un cuento, escuchar música suave, usar una luz tenue que el niño pueda encender por sí mismo.
- Rutina de juego: reservar un momento del día para jugar libremente, incluso si es desde la cama o con materiales sencillos.
- Rutina de conexión: llamadas diarias con hermanos o abuelos, mensajes de voz, dibujos que se intercambian entre casa y hospital.
🤝 Rutinas como acto de amor
Establecer rutinas no es imponer horarios rígidos. Es construir un entorno predecible, amoroso y seguro en medio de la incertidumbre. Es decirle al niño, sin palabras: “Aquí estoy, contigo, y juntos vamos a atravesar esto”.
Referencia:
Asociación por los Derechos de los Niños con Cáncer
https://shorturl.fm/I6Py4
https://shorturl.fm/ksTmh
https://shorturl.fm/oVD2R
https://shorturl.fm/FHFFH
https://shorturl.fm/aO4h1
https://shorturl.fm/2RZnF
https://shorturl.fm/FMs1u
https://shorturl.fm/Jo8M8