Cuando un niño es diagnosticado con cáncer, toda la familia enfrenta una transformación profunda. El impacto emocional no se limita al paciente: padres, hermanos y cuidadores atraviesan un proceso complejo que afecta su bienestar, vínculos y rutinas.

En el niño, el cáncer genera miedo, confusión y ansiedad. Aunque no siempre comprende lo que ocurre, percibe los cambios en su entorno. Necesita información clara, compañía constante y espacios seguros para jugar y expresarse.

Los padres suelen vivir una mezcla de fortaleza y agotamiento. Deben tomar decisiones médicas, sostener emocionalmente al niño y adaptarse a nuevas exigencias. El estrés, la culpa y la tristeza son comunes. Contar con redes de apoyo y orientación profesional es fundamental.
Los hermanos también se ven profundamente involucrados. En muchos casos, desarrollan una sensibilidad especial, se preocupan por el bienestar del niño y buscan formas de acompañarlo. Validar sus emociones, incluirlos en el proceso y mantener espacios familiares compartidos, fortalece su vínculo y bienestar emocional.
La familia extendida, aunque dispuesta a ayudar, muchas veces no sabe cómo hacerlo. La orientación y el acompañamiento permiten que su apoyo sea efectivo y respetuoso.
El acompañamiento emocional no es un complemento: es parte esencial del tratamiento. Cuidar a la familia es cuidar al niño.
Referencia:
Ministerio de Salud del Perú. (2025,15 de febrero). Cáncer infantil: la lucha incansable de las familias.https://www.gob.pe/institucion/minsa/noticias/1110057-cancer-infantil-la-lucha-incansable-de-las-familias?utm_
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