
Pintar una maceta puede parecer una actividad sencilla, pero para un niño que atraviesa un tratamiento contra el cáncer, es mucho más que eso. Es una oportunidad para expresarse, relajarse y descubrir que, con un poco de color, cualquier espacio puede transformarse en esperanza.
En medio de hospitales, consultas y rutinas médicas, encontrar momentos para la creatividad es vital. Decorar una maceta les permite explorar su imaginación, elegir colores que les transmiten alegría y dar forma a un objeto que luego cuidarán con cariño. Es un instante donde el arte se convierte en refugio.
Esta experiencia no solo fortalece la motricidad fina y la coordinación, sino que también potencia la concentración, la paciencia y la autoestima. Cada pincelada es una afirmación de vida, una forma de decir “aquí estoy”, dejando que el mensaje fluya desde el corazón.
En Perú, iniciativas como el “Jardín de los Sentidos” del Puericultorio Pérez Araníbar han demostrado que el arte y la naturaleza pueden ser aliados poderosos en el bienestar infantil. Según la Agencia Andina, estas actividades ayudan a “favorecer la concentración, el sentido de responsabilidad, la autoestima y la tolerancia”.
Cuando llega el momento de sembrar una planta en esa maceta, los niños ven cómo sus manos y su dedicación dan forma a una lección de paciencia y esperanza. Así como la planta florece con cuidado, también los tratamientos y el amor que los rodea pueden dar frutos con el tiempo.
Referencia:
Agencia Peruana de Noticias Andina. (2019, abril 23). Implementan “Jardín de los Sentidos” en el Puericultorio Pérez Araníbar. Andina. https://andina.pe/agencia/noticia-implementan-jardin-los-sentidos-puericultorio-perez-aranibar-749417.aspx
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